
24 enero, 2018

Críptidos que desconcertaron a cientos ¿Qué son?
El cazador de monstruos, F.W. “Ted” Holiday, quien pasó mucho tiempo en los años sesenta y setenta investigando el monstruo del Lago Ness tenía unas notas entre las cuales se hallaba un resumen de una entrevista realizada a un tal Stephen Coyne, en julio del año 1968, en Lough Nahooin, Irlanda. Las notas de Holiday informan lo siguiente: “Alrededor de las siete de la tarde del 22 de febrero de 1968, Stephen Coyne bajó a la ciénaga junto al lago para traer algo de turba seca. Con él se llevó a su hijo mayor, un niño de ocho años, y al perro de la familia. Aunque el sol se había puesto todavía estaba bastante claro. Al llegar al lado de Nahooin, notó un objeto negro en el agua. Comenzó a llamarle pensando que era el perro; sin embargo, el perro llegó saltando por la orilla detrás y éste al ver aquel objeto se detuvo y comenzó a ladrar.
Luego se dieron con la sorpresa de que el objeto era un animal con una cabeza y cuello con forma de bastón de aproximadamente nueve pulgadas a un pie de diámetro. Estaba nadando alrededor en varias direcciones. De vez en cuando ponía su cabeza bajo el agua; Dos jorobas luego aparecieron a la vista y una cola plana. La cosa era negra, resbaladiza y sin pelo, con una textura que se asemejaba a una anguila. Los ladridos del perro parecían irritar al monstruo y comenzó a moverse hacia la orilla, con la boca abierta. Sin embargo, cuando Coyne se acercó donde estaba su perro, la criatura se dio la vuelta y volvió a nadar alrededor de este pequeño risco. Alrededor de este punto, el niño pequeño corrió a casa para llevar a su madre a ver a la extraña bestia. Cuando la Sra. Coyne y los niños regresaron al lugar, aquel ser todavía estaba patrullando el pequeño lago.
“Tanto el Sr. como la Sra. Coyne estuvieron de acuerdo en que la criatura tenía unos doce pies de largo y no le vieron ojos”. La Sra. Coyne indicó que notó dos proyecciones en forma de cuerno en la parte superior de la cabeza. Ambos estuvieron de acuerdo en que la boca no estaba colgada en relación con el hocico y ninguno de los dos vio ningún diente. Coyne describió el interior de la boca como “pálido”. De aquí para allá, los siete miembros de la familia Coyne se pavonearon con el dragón Nahooin. “Como el atardecer se estaba poniendo, finalmente lo dejaron y se dirigieron a casa sobre el pantano”.
Cualquiera haya sido la verdadera naturaleza de la bestia irlandesa de Lough Nahooin, nunca más fue vuelta a ver.